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carismaEn este breve vídeo recogemos algunos rasgos del carisma del Opus Dei explicados por san Josemaría: hacer todo por amor, tener comprensión para todos, rezar por la Iglesia y por el Papa, compartir una misma vocación, ser familia, imitar a Jesucristo, ser en la calle el templo de la Trinidad Beatísima, santificar el trabajo.

 
Transcripción de las palabras de san Josemaría
Yo tengo que decir que yo no he fundado el Opus Dei. El Opus Dei se fundó a pesar mío.
 
Ha sido una voluntad de Dios que se ha verificado y ya está. Yo soy un pobre hombre y no he hecho más que estorbar.
 
Santificación del trabajo
 
En el Opus Dei buscamos la santidad a través del trabajo: santificando el trabajo, santificándonos con el trabajo, santificando a los demás a través de nuestro trabajo profesional.
 
¿En qué sitios? ¿donde están los intelectuales? donde están los intelectuales.
 
¿Donde están los trabajadores que trabajan en cosas manuales? donde están los trabajadores que trabajan en cosas manuales. Y, ¿cuál es mejor de esos trabajos? y os diré, como todos los días os he dicho, es mejor aquel trabajo que se hace con más amor de Dios.
 
En todos los sitios donde una persona honrada puede vivir, ahí tenemos nosotros aire para respirar; ahí debemos de estar con nuestra alegría, con nuestra paz interior con nuestro afán de llevar las almas a Cristo.
 
Centralidad de Jesucristo
 
Si tratamos a Jesucristo con la frecuencia de sacramentos, con la charla diaria con él y constante, con la conversación, imitaremos a Jesucristo casi sin darnos cuenta. Y ¿qué corazón más grande que el de Cristo? ¿qué inmensidad más grande que la inmensidad de ese amor del Señor? ¡Ahí cabemos todos! ¡en un corazón así, cabemos todos!
 
Después cuando estás tú por la calle, en tu labor profesional, en tu hogar y no tienes el Sagrario tú mismo eres el templo de la Trinidad Beatísima. El Espíritu Santo se pone de asiento en nuestra alma y hace que nuestra vida se convierta en vida de cristianos, en vida sobrenatural. Él actúa, Él nos concede su gracia.
 
Una sola vocación
 
Nuestra vocación es la misma. Yo tengo la vocación de todos vosotros: la vocación vuestra, hijas mías. Tengo la vocación también que puede tener un supernumerario que está en el campo trabajando. El Señor ha querido que no hubiera más que un solo fenómeno jurídico, ascético, teológico, uno solo. En el Opus Dei hay una vocación que se acomoda como un guante a la mano, a las necesidades y a las circunstancias de cada uno de los socios. He dicho siempre que no tenemos más que un "puchero" para todos, la comida espiritual es la misma.
 
Familia
 
Y el modo de tratar a Dios nuestro Señor es el mismo; y el amor que tenéis a vuestras mujeres o a vuestros maridos y a vuestros hijos y a vuestra familia no os quita el amor de Dios. Ni el amor de Dios os quita el empeño que tenéis que tener en sacar adelante a las personas queridas: a la familia vuestra, que es parte de vuestra vocación.
 
Unión con la Iglesia y con el Papa
 
Yo estoy con el Papa. Con el Papa con todo mi corazón, lo quiero con toda mi alma. Sin el Papa no estamos bien, no estamos con la Iglesia. Y con la jerarquía ordinaria. No tenemos derecho a juzgar al Papa. Tenemos que amarlo, ¿está esto claro? Oremus pro Beatissimo Papa nostro Paolo (VI). Dilo tú con el corazón, cuando te ocurra cualquier cosa y cuando veas que es necesario pedir por la Iglesia. Y así pides por la iglesia entera. Porque en él, en su corazón de padre, estamos metidos todos los fieles.
 
Amistad personal
 
Hemos de tener compasión, cariño. No hemos de distinguir entre gentes de este lado y del otro, de delante y de atrás. Hemos de tener corazón para todos, comprensión para todos. Ya tiene bastantes dificultades la vida ¿por qué vosotros y yo vamos a poner más dificultades a las almas? Facilidades: hemos de ayudar a la gente a acercarse a Jesucristo. Él no rechaza. Él no rechaza porque es el que viene a dar la salud.
 
En la vida hay que hacerlo todo por amor. El amor tiene alas. Y verás que unas veces vuelas más abajo, otras más alta. Y por lo tanto, las perspectivas del día siendo parecidas unas a otras, son siempre distintas.
 
Juventud de espíritu
 
En el Opus Dei somos jóvenes siempre. Vamos a Dios, a ese Dios que alegra nuestra juventud, que nunca se acaba. Los hijos de esta gran familia se quieren, y cuando traen a otros que no son de esta gran familia, se les pega la locura divina, la locura de paz, de comprensión, de convivencia de amor, de dispensarse, de disculparse, de quererse.
 
Lo dijo en un solemne documento la Santa Sede hace muchos años: somos en el Opus Dei sembradores de paz y de alegría.
 
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